Un muerto mas
Guido Carmona es uno de esos artistas que no se conforman con aprender un oficio y depurarlo hasta el cansancio. Inquieto, siempre atento, curioso, la persona que está detrás de Un Muerto Más es la expresión misma del arte como un espacio creativo sin límites muy claros.

Por Juan Manuel Pairone

De eso se trata, de hecho, el proyecto con el que viene trabajando desde que la pandemia lo obligó a mirar hacia adentro y a repensar su relación con la música (hasta entonces era integrante del grupo Paprika), pero también con el mundo.

“En ese momento de frenar me encontré solo en mi casa con cuadernos escritos de hace mucho tiempo, con muchas escrituras nuevas y encontrando de a poco cómo iba naciendo Un Muerto Más desde una proyección de querer crear algo en un momento donde parecía que se terminaba todo”, cuenta él en primera persona. “Ahí encontré algo que me pareció muy interesante, y creo que esa fue la fuerza para que el proyecto nazca, se materialice”, asegura.

“Un poco la primera sensación era crear música para el fin del mundo, musicalizar un poco este fin de mundo que después entendí que no tenía que ver solamente con eso, sino que era el fin del mundo que nos atraviesa desde un montón de formas”, reflexiona hoy, cuatro años más tarde y convertido en un referente musical, poético, audiovisual y conceptual. Un artista todoterreno que, ante todo, se anima a ir más allá.

Su más reciente show, La Cena, fue una confirmación de que la última frase del párrafo anterior no es azarosa, ni una venta de humo. “No es ni una obra de teatro, ni un show musical, ni una perfo, ni actores actuando, ni bailarines bailando ni músicos tocando, pero al mismo tiempo es todas las anteriores”, define Guido sobre una propuesta para la que convocó a artistas de diferentes rubros con el objetivo de “traducir un sentimiento”.

“Es un show muy performático, que se representa en un bar”, cuenta sobre una idea que surgió durante una gira por España en la que el artista se imaginó a la audiencia como parte de un espectáculo que se podía ver desde afuera. “Lo performático, la imagen, la puesta en escena están en la esencia de Un Muerto Más. En los shows de la gira van a poder encontrar muchos componentes de La Cena porque Un Muerto Más es una propuesta integral, en donde todo tiene un recorrido y atraviesa un camino”, adelanta.

Un muerto mas
¿Dónde termina Guido y empieza Un Muerto Más? ¿Cuál es el límite entre la persona y el personaje?

El límite a veces está muy marcado y a veces se desdibuja. Yo creo que Un Muerto Más es una parte muy interna de Guido, es una parte en la que el sentimiento se exagera, donde la herida se ahonda, donde la nostalgia florece y donde el enamoramiento se siente cada vez como si fuese la primera vez. Guido intenta un poco sacar las conclusiones a través de ese proceso tan intenso para poder llegar a un equilibrio y entre los dos aprender un poco del otro.

¿Identificás un momento bisagra para la consolidación del proyecto?

El momento bisagra, o el que yo reconozco como un gran logro fue el momento en el que muchas de las ideas que estaban en mi cabeza, que tenían que ver con puestas en escena, con videoclips, con crear este universo en el cual habita Un Muerto Más, se pudo empezar a hacer. Y tuvo que ver con el acompañamiento de la gente, que es lo más importante, pero también con encontrar y concretar un equipo que confíe en mí, que tenga un criterio espectacular, gente que desde esas áreas supo interpretar el mensaje que daba el proyecto, tomarlo como propio y entre todos empezar a crear algo que era realmente lo que queríamos hacer. Muchas veces, encontrar esos recursos, poder mantener un equipo de esa magnitud, querer hacer cosas que tal vez a veces se corren un poco de lo normal traen muchas trabas. Y bueno, el show de la presentación de mi primer disco fue cuando pude entender que los límites siempre están ahí, pero están ahí para que uno los pueda cruzar. Ese show en Niceto fue el primer avistamiento de este equipo que entendía que muchas de las ideas que estaban en nuestra cabeza, y que creíamos que eran imposibles o muy lejanas, las podíamos realizar. Desde ahí todo lo demás fue crecimiento y fue poder materializar todas esas ideas y locuras que están en mi cabeza.

Hacés “música para esquivar meteoritos”. Siguiendo esa imagen, ¿a dónde estás yendo en ese viaje espacial en el que aparecen obstáculos como esos?

Utilizo esa frase cuando me preguntan qué género de música hago porque no me gusta etiquetarme o no me gusta creer que formo parte de un lugar del cual no me puedo correr. No importa el estilo de música que esté sonando o si tenía una letra un poco más popera, o de amor. Todo estaba dentro de un universo que formaba parte de hacer algo que a mí me ayude, y que a la gente que lo estaba escuchando también. Vivimos en una realidad muy finmundista, muy pandémica, y las nuevas generaciones ya nacen en un contexto en el cual este mundo está bastante desgastado y no se ve un futuro muy amable. Se trata un poco de eso, de esquivar meteoritos. No sé si voy, pero intento pensar que estoy navegando o volando hacia un lugar donde todo lo que nos dicen que es imposible puede llegar a ser posible, y eso no lo puede robar nadie.

La base de todo el proyecto es tu poesía. ¿Todo empieza por la escritura? ¿Cómo pensás ese diálogo constante entre varios lenguajes y disciplinas?

Desde muy chico adquirí la costumbre de escribir todos los días como un método casi terapéutico para mí, donde muchas de esas escrituras terminaban en canciones porque el mundo de la música es el que más me interpela, el que más disfruto tanto a la hora de ejecutar como de consumir. Al mismo tiempo, siempre fui una persona muy inquieta y muy curiosa, y siempre supe que quería estar cerca del arte, de artistas, que quería ser artista. Siempre encontré algo en el arte que me movió mucho. Siempre tuve el sueño de poder generar eso en otra persona. Pasé de escribir canciones a también darle un poco más de rienda libre a los textos y cosas que quedaban en mi cuaderno, que se convertían en una poesía, o que eran un guion para un corto que nunca hacía o para un videoclip. Siempre estuve muy cerca de distintas disciplinas. He trabajado en modo, en audiovisual. He estado cerca de distintos lugarcitos y gente de distintas disciplinas porque siempre me llamó la atención. Nunca terminé haciendo una profundización en una sola porque siempre aparecía una nueva que, con lo que había aprendido de la anterior sentía que me gustaba más, y siempre fui saltando de una a la otra. Creo que Un Muerto Más fue ese lugar que me permití que sea un espacio donde todo eso pueda convivir, donde no compita, donde no se etiquete, donde vaya mutando, y donde siempre haya una premisa clara, pero que la disciplina que venga a decirlo o a mostrarlo esté dentro de un mismo universo aunque vaya cambiando.

Generaste una comunidad a partir de tus canciones y tus textos y las redes fueron y son un canal de comunicación con tu audiencia. ¿Cómo te llevás con esa interacción con un montón de gente que se siente identificada o atravesada por tus palabras?

Como a todos, las redes que hay días que nos dan ansiedad, hay días que nos hacen bien, hay días que nos hacen reír, hay días que nos sentimos expuestos y hay días que la pasamos bien, pero siempre me gustó un poco habitar ese mundo. Siempre me hizo sentir cerca de mi comunidad y creo que también la cantidad de seguidores y público que viene a mi shows fue viniendo e invitando muy desde el boca en boca, desde el recomendar. Creo que ellos fueron en gran parte lo que realmente hizo que las cosas crecieran y no solamente por mi trabajo o mi contenido. Siempre me gustó estar cerca. Cuando yo era chico, no sabía nada de los artistas que me gustaban. Los veías ahí en la revista y estaban perfectos, impolutos, parecían casi personajes de ficción. Y hoy en día vivimos en un contexto donde es importante como artistas poder comunicar cuando uno está nervioso, cuando uno tiene miedo. Uso mucho mi comunidad también para mostrar el detrás de mi personaje, que estoy yo como persona. Creo que me acercó mucho a mi gente: poder contarles momentos donde me sentía con bastante ansiedad, procesos en donde tuve que frenar un poco por mi sanidad mental, que entiendan que a veces me tengo que tomar un descanso de las redes. Contar las buenas y las malas cosas, pero humanizar un poco más la figura que a veces desde afuera se ve que el que está del otro lado tiene la vida perfecta o te está mostrando todo muy lindo. Todos por dentro estamos atravesados por un montón de sentimientos, por un montón de cosas que nos atraviesan. En mi comunidad se generó algo de eso, que tiene que ver con un lugar en el que todos nos sentimos acompañados, yo también. Un lugar de verdad, humano, de que no somos máquinas. Y eso también hace que mucha gente se acerque después de los shows o en la calle a decirme que se sentía identificada y acompañada. Enterarte que al artista que te gusta le pasan un montón de cosas que te pasan a vos te hace sentir más cerca y creo que en un punto es lo que ayuda. Después de todo, es una herramienta para que te conozca más gente o crecer como artista, sino que también intenta conectar. Eso era lo básico de las redes cuando arrancaron, después se desdibujó un poco todo pero bueno, intento mantenerme un poco en esa lectura porque es la que a mí me hubiese gustado como oyente.

¿Hoy es un buen día para…?

Hoy es un buen día para que entiendas que el que no arriesga no ama, y que el sentimiento mejor que sea exagerado, y que el corazón mejor que sea apasionado. Hoy es un buen día para escuchar a Un Muerto Más, para venir a verme y para ver un poquito el lado lindo de la vida, que morir, nos vamos a morir todos igual.

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