Un programa de radio ficticio. Un celular para captar una batería y una grabadora en cassette para rescatar el calor de la cinta analógica. Un show íntimo que se puede transformar –por qué no- en un disco. Un grupo de culto que, casi sin proponérselo, empieza a llenar salas y a proyectar giras nacionales e internacionales. Vinocio, o una instancia de juego que se convirtió en algo muy pero muy serio. Por Juan Manuel Pairone
Fermín Carpena y Lucio Memi son los responsables detrás de esta película musical de varias entregas que podría ser la música de una banda que adapta su forma según la necesidad o las ganas del caso. Vinocio, se sabe, es una licuadora de géneros con raíces afro, desde el R&B y el soul a la batucada con espíritu carioca; el know how propio del jazz, en el que la improvisación y la espontaneidad son valores innegociables; y el encanto del lo-fi como estética sonora.
Horizonte, el quinto álbum del grupo en cuatro años de trayectoria viva, es una reafirmación de todo lo anterior y una nueva fotografía instantánea de lo que puede ser el proyecto. En este caso, abril de 2023, Carpena se encarga de la guitarra y Memi del teclado Rhodes y la trompeta. La banda (exquista, sensual, exuberante) se completa con Juan Duque (Chiljud) en saxo y voces, Ivan Chapuis en bajo, Fer Moreno en batería, Maxi Sayes en percusión) y Tade Fonk (Chinwezz) en mezcla y bajo del track homónimo.
Esta versión de la banda, cargada de jazz fusión y trances instrumentales afines al baile y al movimiento colectivo, es la que llegará a Cosquín Rock y Lollapalooza en 2025 y la que viene llenando salas tanto en Buenos Aires como en el resto del país (atentos en Córdoba al 20 de octubre). No llama la atención que el proyecto haya desembarcado en Europa por primera vez hace un par de meses. Está claro que no será la última.
“Vinocio te transporta a la reflexión”, dicen ellos mismos en su biografía de Spotify. Y algo de eso hay en esta música de culto que se siente cercana y abierta a nuevos públicos. En una tradición que podría tener como referentes a Willy Crook y los Funky Torinos o a Morbo y Mambo, Carpena y Memi saben coquetear con la audiencia erudita y especializada sin perder de vista aquello que está en la base de todo este asunto: que la música es magia y emoción en forma de sonido, pero no en abstracto. Para que el ritual se complete, la energía tiene que circular, expandirse, ir y volver.