Aunque hace apenas un lustro que vive exclusivamente por y para la música, el nombre de la bonaerense Amparo Battaglia es una suerte de garantía de calidad.
Es un capital cultural que ha cosechado a partir de su recorrido por diferentes escenas y universos –el pop, la electrónica, el hip hop, lo experimental– y que viene construyendo hace más de una década. Una resonancia inmediata que se produce ante el encuentro entre esas dos sílabas y esas siete letras: Catnapp. Por Juan Manuel Pairone
“Yo no entiendo cómo hacen esas bandas que siempre hacen lo mismo”, le dijo a la revista Rolling Stone en 2020, cuando venía de “pegarla” gracias a una aparición (en cámara y en la banda sonora) en la serie Poco ortodoxa. “Yo hago música para sacar lo que tengo adentro, dárselo a alguien más, pero siempre va a ser distinto lo que tenga para decir. Todos cambiamos todo el tiempo y nos inspiran diferentes cosas. Si yo no puedo expresar eso, me muero”, completaba entonces.
Para ella, ese péndulo entre su visión individual y el efecto más o menos consciente de las expectativas del afuera es parte de un proceso de exploración identitaria que se afianza disco a disco, canción a canción. Por eso, como ella también supo decir, cuando la invitan a definir su sonido “la respuesta cambia todos los años”. No podría ser de otra manera para una artista cuya principal preocupación es no perder el instinto de juego a lo hora de seguir haciendo música.Después de dos álbumes (Break, de 2018; y Trust, de 2022) y una larga lista de singles y EPs, Catnapp acaba de estrenar la primera canción de su nuevo proyecto, Starstaylin. Todo allí suena a futuro hecho presente, es dubstep y drum and bass con filtro alienígena que remite a la complejidad y el ruido de un planeta en descomposición en el que intentamos sobrevivir. Tiene sentido. Radicada en Berlín hace mucho, Catnapp ya es una viajera del mundo, tanto en su persona como en su arte: deslocalizada y atravesada por la globalidad de nuestro tiempo. Aunque así ha sido para ella desde sus comienzos –mucho antes de que WhatsApp fuera una epidemia social–, su llegada a Europa potenció esa yuxtaposición de estímulos y referencias.
Su música a base de sintetizadores, sampleos y beats de todos los compases también se nutrió definitivamente del crisol de culturas que encontró en la capital alemana. Que Amparo tenga la gran mayoría de su catálogo en inglés también ayuda a hacer más difusos los límites. Sin ir más lejos, el vínculo con el sello Monkeytown y con el dúo Modeselektor (con quienes colabora desde 2018) es prueba suficiente de una singularidad que se expande más allá de las fronteras.
“Para destacarse como artista son bastante fundamentales, en mi opinión, cosas como la originalidad, autenticidad, la persistencia y el deseo/energía real por llegar a algún lado”, comentó hace poco en un portal de electrónica. Ella misma es la manifestación expresa de esa visión a largo plazo. Mientras tanto, Catnapp sigue su rumbo hacia lo desconocido con lo que mejor hace: música para el fin del mundo tal y como lo conocemos.
Encontrá sus próximos shows en Argentina en Alpogo.com.