T&K

Fue por necesidad. “Ya no podía estar en la calle. Tuve que cambiar mis hábitos”, le contó Matías Salvatierra, el protagonista de esta historia, a la audiencia de El Quinto Escalón y a Muphasa, conductor del programa, a mediados de 2017. Hablaba de lo que había sucedido algunos años antes, entre 2012 y 2014, cuando pasó de ser uno de los freestylers más respetados de toda la escena a convertirse en un pionero absoluto de una forma de entender la producción musical dentro del hip hop argentino.

Por Juan Manuel Pairone Lo que sucedió en aquel entonces, cuando Matías todavía “rapeaba sin entender cómo se rapea”, supuso un quiebre necesario a raíz de una paternidad que lo cambió todo. Toda esa etapa de exploración y consolidación se resume en las barras que recorren los diez tracks de Writing Classics, el corolario de un período “muy familiar” y con poco tiempo libre para enfocarse en la música.

Sin embargo, ese primer disco formal de T&K (que ya venía experimentando en el estudio) significó un nuevo punto de partida como artista y creador. Fue entonces cuando Salvatiera consolidó su alter ego de productor Uzetaele y publicó un hito musical que hoy tiene el estatus de cisma definitivo en la historia del rap de acá. El que se hace en Florencio Varela (como en el caso de Ill Mati), en cualquier otro barrio del conurbano y en todos los rincones del país.

De la mano de una producción artesanal pero con mentalidad de vanguardia (con instrumentales a base de sampleos de soul y jazz diseccionados en FL Studio), aquel disco se convirtió en una referencia obligada para todo lo que vino después en términos de hip hop. Por flow, por bases, por musicalidad, por concepto, por visión. Por peso propio.

Para T&K, fue el inicio de una senda que se profundizaría con 1993, El Libro negro y los más breves Frío espero o ILL, entre otros trabajos claves de una discografía que no deja de expandirse en forma de singles y EPs, además de un inminente próximo álbum.

Y hay más, porque a Salvatierra también le gusta ensanchar sus límites y salir de la zona de confort. Su show junto a una orquesta en el teatro Coliseo, su sociedad artística con el colectivo Quam y sus permanentes colaboraciones confirman esa inquietud permanente, ese desafío casi instintivo de autosuperación. La diferencia con lo que pasaba 10 años atrás, cuando este presente era apenas un sueño, es que ahora el tiempo es todo de la música. T&K no hace más que aprovechar cada segundo de esa realidad construida por él mismo.

Conseguí entradas para sus próximos shows en el sur y el norte de Argentina en Alpogo.com.