Santi Celli

La reciente edición de los premios Cieya (esto es, la Cámara de la Industria del Espectáculo y Afines y de Córdoba) consagró a Santiago Celli como gran ganador de una noche que comienza a ser parte estable de la agenda cultural de cada año. Con estatuillas por Disco del año, Canción del año y Artista del año, la sensación que dejó el triplete del exmiembro de Salvapantallas fue la de justicia poética y merecimiento categórico.

Por Juan Manuel Pairone

Vale la pena repasar el currículum vitae de este compositor, productor y guitarrista que ya coló su nombre en la historia de la música argentina. A sus 32 años, cuenta con varios hitos que amparan el prestigio que viene acompañado a su nombre.

Primero junto a Zoe Gotusso y luego como solista, Celli pasó en las grandes ligas de la música argentina. Tocar en festivales como Lollapalooza (lo hizo tres veces) o Cosquín Rock (lo hará en febrero) ya se volvió costumbre, las nominaciones a los premios Gardel también. Pero además, el cordobés ya hizo habitual su vínculo artístico con referentes de adolescencia como Ale Sergi, Cachorro López o Jorge Drexler. El respeto y la admiración de colegas como El Zar, Conociendo Rusia o Bandalos Chinos también son sintomáticos.

Santi celli

Corta: al margen de los nombres propios, la obra respaldas cualquier tipo de argumentación a favor del crecimiento de Celli no sólo como artista sino también como compositor y productor. Sus tres discos a la fecha (Reset, de 2020; Atte. Celli, de 2021; y 3D, de 2023) dan cuenta de una personalidad musical inquieta, que no se conforma con entrar una fórmula redonda y elige probar y probarse ante nuevos desafíos.

El recorrido estilístico trazado en esos tres álbumes da cuenta de ese viaje sin márgenes definidos, adaptado a las inquietudes del caso. Funciona como una de esas sagas en la que las películas van abriendo nuevos capítulos del multiverso. El reciente 2D (un single con dos versiones acústicas de su disco más electrónico) ratifica esa sensación de continuidad más allá de cada episodio puntual.



Aunque tiene una base de fans con alto índice de fidelidad, quizá Celli todavía no tenga el reconocimiento masivo que sus canciones inspiran, es cierto. No es el único caso ni será el último. Y sin embargo, el cantautor parece decidido a no preocuparse tanto por los números –al menos más allá de lo lógico del caso– para abrazar el presente y sus desafíos como parte de un camino con muchísimo por andar.

Tocar solo por todo el país, armar una banda capaz de girar de modo sustentable, grabar un disco en Madrid, llevar su música a Lima o a Bogotá en plan promocional o no parar de componer y colaborar junto a otros artistas es parte de esa misma lógica. No podrán decir que el cordobés no trabaja para crecer cada día un poco más. Lo que sí se puede aventurar, en cambio, es que el tiempo terminará poniendo las cosas en su lugar.