Jose Luis Aguirre

Una ovación tan abrumadora que incomodó. Eso sucedió el miércoles 24 de enero de 2024, cuando José Luis Aguirre irrumpió con su habitual y tímido encanto en el escenario de la plaza Próspero Molina en Cosquín y poco a poco construyó junto a su banda un concierto a la postre histórico. Fue esa presentación la que, finalmente, le valió un demorado premio Consagración del Festival Nacional de Folklore. También, fue el contexto propicio para que se diera una manifestación espontánea de esas que se parecen demasiado al guión de una película.


Aunque la emoción de aquella noche sea intangible, se puede ver el video en YouTube. Todo estaba preparado para que La Juntada (Peteco Carabajal, Dúo Coplanacu y Raly Barrionuevo) tuviera una noche de protagonismo central, pero el músico de Villa Dolores tocó una fibra que lo cambió todo. Después de tocar La transerrana, una cueca bien chuncana con la que ganó el Pre Cosquín en 2010, Aguirre hizo valer su repertorio propio con una pieza inédita que caló especialmente hondo.

Jose Luis Aguirre

El cantautor eligió el cierre de su presentación para compartir una canción surgida entre el aniversario 40 del regreso de la democracia y el avance de una nueva ola conservadora en materia de empatía social y derechos humanos. Fue arriesgado, claro, pero también necesario. Si bien la canción hubiera sido bien recibida en cualquier momento del concierto, que Aguirre la haya dejado para el final también le dio al gesto un toque de arrojo artístico que añadió su condimento.

En menos de 5 minutos, el músico logró hipnotizar a la plaza Próspero Molina, literalmente. Aguirre ya era desde hacía mucho un favorito del festival y su público. De hecho, tenía en Cosquín un lugar y una aceptación que quizás no se replicaban en otros encuentros. Admirado y también resistido por un mensaje sin concesiones, el de Villa Dolores representaba en primera persona una puja simbólica entre un cancionero nacional en vías de renovación y una tradición en apariencia intocable, inamovible. Quizás por eso, su decisión de ir a fondo con sus convicciones encontró el contexto ideal para potenciarse definitivamente.

Aquella noche de enero quedará grabada en la memoria de la música argentina. Aguirre tocó Canción bonita para mi barrio y una marea de emoción colectiva se precipitó durante y después de la interpretación. Fue un acto de justicia poética para un cantor que había hecho méritos suficientes para ser reconocido por el mayor festival folklórico del país y la región. Pero por sobre todas las cosas, fue la confirmación palpable del poder que sigue teniendo la música a la hora de contar la realidad.

A un año de aquella velada épica, el músico de Villa Dolores tiene mucho por celebrar. Nuevamente, tendrá un verano cargado de compromisos y volverá a los principales eventos del verano festivalero. No obstante, también seguirá cantando en peñas, en pequeños teatros de pueblos en todo el país y en guitarreadas espontáneas. Y si no hay instrumento a mano, tampoco hay problema: su paso por el último Encuentro de San Antonio con un rap instintivo lo define de pies a cabeza. 

Encontrá entradas para las próximas presentaciones de José Luis Aguirre en Alpogo.com.