Herederas de Joan Jett y Bikini Kill, pero con sello propio. Dum Chica electrifica el presente con distorsión y deseo.
Por Oke Sauny
Dum Chica no nació para sobrevivir: nació para incendiar. Y lo está haciendo con fuego de sobra. La dupla formada por Lucila Storino (voz) y Juana Inés Gallardo (bajo) encontró una voz propia dentro del nuevo rock argentino y gritó con tal volumen que hasta Virgin Records se dio vuelta a mirar. En apenas un año, pasaron de sacar su debut Dum a lanzar Súper Premium Ultra, un segundo disco donde el caos sonoro se convierte en identidad, y la estética, en campo de batalla.Dum Chica irrumpe con fuerza en la misma línea de fuego que definieron The Slits en los 70 y Bikini Kill en los 90, así como la icónica Joan Jett, a quien Juana considera su máxima inspiración: “Decidí formar una banda la primera vez que vi a The Runaways”. Dije: ‘Quiero ser Joan Jett’”, le contó a La Voz del Interior en una entrevista con Giuliana Luchetti. Pero hay algo más. Mientras muchas de sus influencias hacían del dolor su materia prima, Dum Chica hace del deseo y la furia una molotov erótica y punky que está explotando.
"Dum Chica es una banda sexy", dice Juana. Y no lo dice como estrategia de marketing, lo dice como afirmación política. “El bajo es un instrumento erótico, vibra en todo el cuerpo, en la panza. Es como un arma de doble filo, lo podés usar a tu favor. Si esto te parece hot, pagá la entrada, vení a vernos”. No hay espacio para la culpa en ese posicionamiento: hay potencia. Hay cuerpo. Hay vibración.
En Súper Premium Ultra, el dúo abraza influencias dispares —del terror cinematográfico a las fiestas under porteñas— y construye un disco más "fino", como dice la misma bajista, pero no menos oscuro. El concepto es expandir los límites del protopunk inicial sin perder la energía estrambótica que las define. La colaboración con Santi de Simone (productor ligado a Dillom y Nenagenix) no hace más que afilar esa búsqueda.
A nivel escénico, el universo Dum Chica es igual de sólido. Visuales, vestuarios, redes, puestas: todo remite a una villana pop salida de una película clase B. Pero no es cosplay: es performance como declaración estética. Y su show del Lollapalooza Argentino 2025 dejó en claro que no se achican ante nada. Mientras algunas bandas eligen la diplomacia, Dum Chica irrumpió con unas visuales en las que el presidente se reía mientras se transformaba en un demonio. Lam. Mucha gente enojada, mucha de acuerdo. La banda tuvo que aclarar en sus redes sociales que eran responsables de la propuesta y que el festival no tenía nada que ver. Cuando se trata de señalar lo que está podrido, el punk grita.
Desde el under hasta las grandes ligas, desde los tableros de Pinterest hasta los escenarios mainstream, Dum Chica no es producto redondo. Les interesa explorar y proponer, con gracia y con estilo. Como dijo Juana: “Estoy tocando el bajo, fumándome un pucho, ¿qué más tengo que decir?”
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