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Desde el sur hacia el corazón de la escena porteña, Wrrn lleva casi una década sacudiendo emociones con canciones que oscilan entre la crudeza del hardcore y la introspección emo. Sus letras invocan a la melancolía y su sonido trae una energía que enciende cualquier pogo, la banda viene creciendo disco a disco, show a show y está pisando fuerte en  la escena Latinoamericana. Por Oke Sauny

Formada en Buenos Aires en 2016 por músicos provenientes del sur del país —Gonzalo Morales (guitarra y voz principal), Nicolás Soto (bajo y voz), Sebastián Soto (guitarra y voz), y actualmente  Sebastián Barbieri (batería)—, WRRN nació como respuesta creativa a la distancia, al desarraigo y a todo lo que se empieza a extrañar cuando una ciudad deja de ser hogar diario.

“El sentimiento nostálgico no fue algo buscado, se dio solo”, cuenta Nico Soto en entrevista con PogoNews. “Nos pasó que llegamos a Buenos Aires y formamos la banda. Muchas canciones hablan de extrañar, de sentir desde lejos. Y eso, al parecer, se quedó con nosotros”.

Enséñame a vivir de la nostalgia

Esa frase —“Enséñame a vivir de la nostalgia”—, que aparece en su último disco¿Qué se siente estar mejor?  (2023), condensa mucho del universo emocional de WRRN. Escuchar el disco es revivir rupturas, despedidas, búsquedas personales. “Yo lo escucho hoy y es como un viaje introspectivo de Gonza, el principal compositor. Nosotros lo acompañamos desde lo musical, pero hay algo muy sincero ahí”.

¿Qué se siente estar mejor? es un álbum que maduró con tiempo y paciencia: algunas de sus canciones comenzaron a componerse en 2016 y se terminaron en pandemia, como si cada parte hubiese esperado su momento justo. Incluso algunas llegaron al estudio y tuvieron que regrabarse completas. “Es como un asado: si apurás el fuego, te queda duro”, se ríe Nico. “Con la música pasa igual. Si no lo sentís bien, lo tenés que rehacer”.

wrrn en vivo

Crecer con la escena

Musicalmente, la banda también fue transformándose. Del sonido más visceral y punk del inicio, fueron virando a composiciones más “cancioneras”, sin perder la potencia, claro. En vivo, eso se traduce en los pogos y coros colectivos.

 “La gente entendió desde el minuto uno lo que queríamos hacer. El primer show después del último disco fue una bomba. Se sabían todas las letras”, recuerda Nico.

WRRN no creció en soledad. La banda forma parte de una escena alternativa en pleno auge, no solo en Buenos Aires sino en toda Latinoamérica. “Después de la pandemia, hubo una expansión. Empezaron a aparecer proyectos que crecieron con nosotros, y la movida hardcore/emo dejó de ser de nicho”.

Compartieron fechas con bandas como Hablan por la Espalda y Obelisco (Uruguay), y con Cienfuegos (Chile), construyendo una red que cruza fronteras. “Este año ya hubo visitas importantes como Glitterer y Too Much Joy, que antes no llegaban. La región se está abriendo”.

Para Nico, el rock no está muerto ni ahí. Todo lo contrario: está creciendo y tomando fuerza en todo el país. “Definitivamente”, dice cuando le preguntan si está resurgiendo.

“Hay una cosa popular que quiere apoyar a las bandas. Yo creo que volvió un poco la cuestión de la guitarra.”

Hay lanzamientos por todos lados, bandas nuevas, proyectos distintos, y lo mejor: en todas las provincias. “Es algo medio federal”, cuenta, celebrando que hoy una banda pueda sacar un disco y salir de gira por Mendoza, San Juan, Tucumán, Córdoba o Rosario, porque hay movida real, con gente que se organiza para bancar. Incluso se ríe al mencionar que hasta Lali agarra la guitarra: “Algo está pasando”. Y sí, está bueno que el rock vuelva a estar en la conversación, también desde lo popular.
Sobre lo que se viene para Warren, Nico dice que están trabajando en algo distinto, con una vibra un poco más oscura. “Como está la vida últimamente”, lanza entre risas, pero con una cuota de sinceridad.

Lo emo aparece como una forma de decir lo que pasa, de mostrar el descontento, aunque aclara que la banda nunca quiso ponerse etiquetas. Lo suyo siempre fue explorar, probar sonidos nuevos, dejarse llevar por lo que les gusta sin encasillarse. “Desde el primer momento, la consigna fue no ponerle una etiqueta a lo que hacemos”, dice, y eso se nota.

Y aunque no revelan demasiado sobre lo que se viene, hay algo seguro: WRRN emociona porque sabe encontrar belleza incluso en lo que duele.

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