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Femi es una artista que fusiona rock, pop, jazz, hip hop y trap en un sonido único y que no tiene miedo a mostrarse frágil. Todo lo contrario, su música abraza la vulnerabilidad como si fuera un territorio propio. En medio de una agenda apretada, entre estudio y fechas, se hizo un hueco para charlar (gracias Femi). Su tono es cálido, cercano, y confirma lo que transmite en sus canciones: pura honestidad.

Por Oke Sauny

“Para mí el sentido del humor es lo más importante que tengo, es un arma de doble filo: sirve mucho a mi música, pero también tapa otras cosas. Es una herramienta útil y un mecanismo de defensa”, cuenta con naturalidad. Esa combinación de humor y vulnerabilidad es lo que le da identidad a sus canciones, que se mueven entre lo íntimo y lo colectivo, como si cada verso fuera una confesión compartida.

En sus comienzos, su nombre artístico fue un guiño irónico: “Femigangsta”. “El responsable fue Yeyo, de la banda Jvlian. Nunca fue mi intención que sea mi nombre artístico, pero terminó siéndolo. Después lo cambié a ‘Femi’ porque lo de ‘gangsta’ nunca se entendió del todo, y a veces generaba confusión”, recuerda. Ese cambio es una forma de asumir la música,  genuina, honesta y sin necesidad de imposturas.

Sus primeros videos fusionaron feminismo, rap y humor. “El hip hop me permite desarrollar temas. Siempre me costó hacerla corta, pero el humor es mi herramienta más importante. Sirve para comunicar, pero también para protegerme. En el próximo material voy a destapar esas emociones que el humor muchas veces tapa”, adelanta.

El reconocimiento llegó con “Pajaritos” y “Yasé”, que llegaron al Top 50 viral de Spotify. Femi confiesa que no estaba pendiente de rankings ni premios, pero que cuando suceden, se agradece. Para ella, la música real no se mide por números, sino por conexión. Su primer álbum, Cultura famélica (2023), fue disruptivo y experimental. “Quise un material genuino, que mostrara mi ADN sonoro. Vengo del R&B, pero crecí escuchando Red Hot Chili Peppers, Nirvana, La Renga. Quería fusionar todo eso sin miedo, sin pensar si al otro le gusta o no. Ese disco tiene un poco de todo, hasta jazz cantado de manera rioplatense”, cuenta, orgullosa de su identidad musical.

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Fotografía de Gonzalo Resti

Cuando compone, Femi no la piensa tanto, de hecho nos explicó que las ideas aparecen solas. “Me divierto escribiendo cosas que yo realmente no sé de dónde vienen”, dice. Esa libertad y sinceridad le permite conectar con un publico que busca en la música algo más que hits, algo que se sienta auténtico y cercano.

La inspiración para cada canción, dice, llega de manera casi mágica. “Cuando escucho música para componer, tengo la mente en blanco y la canción se escribe sola. Primero siento la batería y el bajo, ellos definen el tono y el camino de la canción. Después, las ideas fluyen y me sorprenden a mí misma”, explica.

Su música atraviesa géneros, pero siempre mantiene un hilo, la verdad emocional. Sus letras no solo hablan de amor o desamor; también abordan política, soledad, depresión y crítica a la industria musical. “Ese cruce lo quiero intensificar, porque siento que siempre puse un freno a que mi música sea demasiado personal. Tengo ganas de profundizar en lo personal y realmente exponerme como artista. Siento que todavía no di el trabajo más personal que puedo hacer”, admite.

El trabajo de Femi empezó 100 % autogestivo, aunque hoy cuenta con aliados cercanos que la acompañan: managers, banda y equipo. “Desde 2018 trabajo de manera independiente. Firmar con Fénix este año fue genial, pero lo más importante es que mi camino autónomo me permitió madurar, definir mi identidad y tomar decisiones propias, y que quienes se suman ahora lo hagan para acompañarme, no para decirme quién debo ser”. En vivo, la conexión se intensifica. Su banda, Martu Fontana en batería, Ezequiel Arias en guitarra y bajo,  mueve la energía necesaria para que explote el escenario. “Girar es una experiencia cruda, revitalizante. La verdad está en la reacción de la gente, no en los números de Spotify. Ahí sabés qué canción realmente impactó y gustó más”, dice sobre Antro Tour su gira que la llevará por distintos escenarios de Argentina.

El futuro también genera entusiasmo en Femi y nos adelantó que antes de fin de año lanzará un material de transición y ya trabaja en un nuevo proyecto más crudo, más íntimo, donde la música será refugio y espejo de sus emociones. “Será un material muy hermoso y divertido este año, y más duro, más real el que viene”.

Si pudiera hablar con su yo de 2018, le diría: “Le diría que no se preocupe por las cosas que la hacen diferente, porque están buenas. En realidad, no hay que buscar homogeneizarse o ser parecido a, o hacer el camino de tal, o ser menos así, más esa. Uno tiene que ser el que uno es, la que una es, y llevar con orgullo eso, porque son esas diferencias las que lo hacen a uno especial, lo hacen a uno memorable, es necesario que cada uno de nosotras sea como uno es y que no busquemos ser todos medio parecidos”. Esa filosofía se escucha en cada canción, en cada show, y confirma que para Femi, la vulnerabilidad no es debilidad, es fuerza.

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