LA DAME BLANCHE
Nacida en Pinar del Río y criada entre trombones y flautas, La Dame Blanche se hizo su propio camino. Hip hop, reggae, cumbia y un toque de santería: su música es su identidad, su rebeldía y su flow, todo en uno. Por Oke Sauny

“Yo nací música”, dice sin dudar La Dame Blanche, nombre artístico de Yaite Ramos Rodríguez, nacida el 31 de agosto de 1974 en Pinar del Río, Cuba. La sangre no es agua, y todo el flow que carga viene de herencia cubana: hija del trombonista y director artístico de la Orquesta Buena Vista Social Club, Jesús “Aguaje” Ramos, y de Iris Rodríguez, y sobrina del ex cantante de Los Van Van, Mayito Rivera. Formada desde niña en la flauta traversa en la Escuela Nacional de Arte de La Habana, se graduó en 1994 y recuerda que fue su padre quien la convenció de elegir ese instrumento: “Él me decía: ‘a la flauta tú la pones en tu mochila y vas andando, no es un instrumento que te va a pesar”. Y fue asi que, con la Flauta en la mochila, tomó esa decisión que dio inicio a una carrera que la llevó de Pinar del Río a París en 1998, donde se incorporó a grupos como Rumbana, el Grand Orchestre du Splendid y fue corista de Sergent García, antes de convertirse en La Dame Blanche en 2014. Hoy su estilo único fusiona hip hop, reggae, dancehall, reggaetón, cumbia y ritmos afrocubanos, creando lo que ella describe como hip-hop-urbano-cubano.

Esa búsqueda no estuvo exenta de tensiones. “Cuando le dije a mi padre que iba a hacer hip hop me dijo ‘Yaite tú estás loca’ y que no quería saber nada de eso”, recuerda entre risas. Con el tiempo, el rechazo se transformó en complicidad: ahora es él quien le pide letras para sus propios proyectos. Esa mezcla de herencia, rebeldía y espiritualidad define a La Dame Blanche, que escogió su nombre por evocación espiritual y misterioso. Hace veinte años que practica la Santería y es su manera de vivir.  “Es mejor andar acompañadita con mis dioses, con mis espíritus, es mi swing”, resume. 

Su trayectoria incluye cinco álbumes –Piratas (2014), 2 (2016), Bajo el mismo cielo (2018), Ella (2020) y Atómica (2024)– y colaboraciones con artistas como Celso Piña, Villano Antillano, Sol Pereyra, Juli Lasso, Novalima y Chico Trujillo, consolidándose como una de las figuras más destacadas del rap en habla hispana y de la música cubana contemporánea.

Porque la vida a veces nos tira un centro para no caer en la depresión, conversamos con La Dame Blanche, que hermosa y sonriente, entre una agitada agenda de gira nos pudo responder unas preguntas. 

Oke Sanuy: — Vos nacés en una familia profundamente musical, pero en algún momento decidís que lo tuyo iba a ser la música. ¿Cómo fue ese inicio?

La Dame Blanche: — Creo que nací música. No hubo un instante en que dijera: “ok, voy a elegir esta profesión”, yo creo que siempre lo fui. Crecí rodeada de músicos: mi padre, mis tíos, mis primos. Y mi madre, aunque no era músico, siempre aportó su granito de arena. A los ocho años empecé a estudiar flauta por consejo de mi padre. Yo quería ser pianista o trombonista. Pero no, mi papá lo escogió más porque yo era muy pequeña, era muy olvidadiza y traviesa, él me decía, ‘la flauta tú la pones en tu mochila y vas andando. No es un instrumento que te va a pesar. Fui la primera flautista de la familia, en una casa llena de trompetas, trombones y saxos.

OS: — ¿Y cómo fueron esos primeros años formativos?

La Dame Blanche: — Cuba es un país que siempre ha tenido dificultades. En mis primeros años como flautista, no tenía instrumento propio; había que compartirlo con otros músicos, una hora yo, una hora el otro. Esas dificultades, sin embargo, te enseñan a valorar lo que tienes ¿Tú me entiendes? Es verdad que es difícil tener la barriga vacía. A tu profe no le importa que tengas la barriga vacía o no. Hay que tocar. Hay que tocar, porque si no lo haces tú, lo hace la otra. Y es así, así es un constante dilema; ese es Cuba, ese es nuestro país. Pero bueno, eso te hace también crecer e identificarte y luchar por lo que uno quiere, absolutamente, cueste lo que cueste.

OS: — Después llega París. ¿Cómo fue ese cambio tan grande, de Cuba a Europa?

La Dame Blanche: — Salir de Cuba ya es un shock, pero llegar a París… fue otra cosa. Allá había de todo: nacionalidades, lenguas, culturas. Me encontré con un mundo enorme. Y uno tiene que salir para darse cuenta que la escuela linda que hizo, los profesores maravillosos que tuvo y esa música cubana que tiene un valor muy importante mundial. Esa herencia africana que tenemos también con esos ritmos.

Ya una vez en París, era una intrusa, yo no hablaba una mierda francés pero la música fue mi idioma universal. Fue poner una partitura y de ahí mezclarme con todo tipo de artistas. 

la dame blanche

OS: —¿Y en qué momento esa flauta empieza a colarse en otros territorios, como el rap o el hip hop? Porque ahí hay una revolución.

La Dame Blanche: — Fue una búsqueda muy personal. Imagínate: cuando le dije a mi padre y a mis tíos que quería hacer hip hop, mezclarlo con rumba, con sonidos afro, mi padre empezó a gritar ‘Yaité tú estas loca, yo no quiero saber nada de eso’. No tenía nada que ver con lo aprendido en casa. Al principio no lo entendían, después hasta mi papá empezó a pedirme letras. Es verdad que yo no era  muy disciplinada, era  realmente bastante traviesa. Y cambiar de estilo de palo para rumba así de momento, mi familia lo cogió como 'otra vez Yaité haciendo de la suya'.

OS: —¿Y cuándo fue que pasaste de estar en proyectos colectivos a decir: “voy sola”?

La Dame Blanche: —A mí me encanta ese puesto de defender a un artista. Me encanta ser corista, flautista, me encanta estar en un pupitre defendiendo ahí, en la orquesta sinfónica, lo que sea. 

El día que decidí lanzarme sola fue más por necesidad que por ambición. Yo estaba trabajando con Sergent García, una gran orquesta allá en Europa, en Francia. Pero cuando dejé de tocar con él, me quedé sin nada. Sin trabajo, sin escenario. Me vi obligada a inventarla, a probar todo tipo de cosas para sobrevivir en ese París que no regala nada.

“Si nadie viene por mí, yo voy sola. Yo voy sola. ¿Qué podía buscar con todo lo conocido, con todo lo aprendido, con todas esas cositas? Fue ese golpetazo de la vida que me hizo decir: ‘Espérate, he sido música desde mis ocho años, ¿cómo iba a dejar pasar otra cosa? Tengo que esforzarme aquí con esto’.” La Dame Blanche.

Hasta que un día me senté y pensé: “Si nadie viene por mí, voy sola”. ¿Qué podía perder? Desde los ocho años soy música, ¿Cómo iba a tirar todo eso a la basura? Tenía que esforzarme, agarrar todo lo aprendido y transformarlo. Fue un golpe de la vida, sí, pero también un deseo profundo, casi melancólico, de no dejar que mi historia se apagara. Así empecé a escribir mis canciones, a inventarme un nombre, a construirme un caparazón para defender esta pequeña persona que ves aquí. Me llamé La Dame Blanche. Al principio nadie entendía nada, pero yo sí sabía hacia dónde iba.

la dame blanche

OS: — ¿Por qué La Dame Blanche?

La Dame Blanche: — Hay un lado muy provocador en La Dame Blanche. Siendo yo una mujer negra, el nombre ya de por sí es una provocación, un juego con cómo me llamo y cómo me presento. También tiene ese costado espiritual y misterioso: soy santera desde hace veinte años, y la santería es mi manera de vivir. Es mi refugio. Prefiero andar acompañadita de mis dioses y de mis espíritus; están en mi swing, en mi música, en mi andar.

“Es mejor andar acompañadita con mis dioses, con mis espíritus, es mi swing.” La Dame Blanche

Pero ojo, el mensaje que yo llevo no es el mismo que el de “esa Dama Blanca” de las carreteras, la de las leyendas oscuras. No compartimos color ni espíritu. Yo viajo de país en país con mis canciones, con mi mensaje, y lo que yo traigo no es oscuro: es más luminoso, más blanco en el sentido de paz. Esa es la diferencia.

OS: — En tus letras hay mucha fuerza social y también mucha historia personal. ¿Cómo es tu proceso creativo?

La Dame Blanche: — Escribir es mi terapia. Me encanta rimar, pero sobre todo contar historias: las mías y las de otras personas que voy conociendo. A veces me pongo en la piel de alguien más, como en Ella, que son diez mujeres distintas. Otras veces escribo desde la rabia, la injusticia, el amor. Todo vale. La vida es un teatro y yo siento que tengo que defender lo que veo, lo que siento, lo que soy. Y con la música lo puedo transformar en algo que no se queda en una esquina, que viaja.

OS: — Uno de tus momentos más virales fue tu paso por Colors en 2021. ¿Qué significó para vos?

La Dame Blanche: — Fue un regalo del destino. Veníamos de la pandemia, de ese silencio brutal, y Colors me dio la oportunidad de volver con fuerza. Estaba nerviosa, pero ese equipo me hizo sentir libre, sin presión. Yo dije: “me voy a romper la garganta aquí”. Y salió Veneno, que tenía esa rabia contenida que muchos compartíamos en ese momento. Fue mágico. Nos comimos la manzana, saborea su veneno. Ese veneno me encanta.

OS: —Hablando de Atómica, ahora estás de gira con ese disco y venís a Argentina. ¿Qué expectativas tenés del público de acá?

La Dame Blanche: — La vez pasada que estuve en Córdoba (Argentina) fue increíble. La gente iba entendiendo mis letras, cantaba los coros, se reía con el doble sentido. Ahora creo que van a estar aún más conectados, porque ya conocen canciones como Veneno, La Maltratada, La Condenada. Y ojo, los shows en vivo no tienen nada que ver con un disco: ahí todo puede pasar, es ahora o nunca, nos besamos o nos abrazamos o nos matamos, pero algo pasa. Ese es mi lugar favorito: el escenario.

OS: —Y mirando hacia adelante, ¿Qué se viene?

La Dame Blanche: — Ahora mismo preparo un EP que se llama ADN. Es muy especial porque lo hago con mi padre y mis hermanos. Se lo debía a mi familia, a mi sangre. También estoy sacando un carnet de direcciones con muchas colaboraciones que he hecho en el mundo, que son muchas, eso está muy bueno, también te va a encantar. Letras nuevas, sonidos nuevos. Estoy luchando, yo soy como una amiguita trabajadora, no paro. 

No te pierdas la oportunidad de vivir la energía única de La Dame Blanche en vivo. Conseguí tus entradas para sus shows en Alpogo.com y sé parte de la experiencia hip-hop-urbano-cubano que conquista escenarios alrededor del mundo.