Fazzini

Al frente de su propio sello (Good Deals Inc.) y de una obra creciente con la que sostiene a un público devoto, el rapero neuquino lleva más de una década de trayectoria haciendo hip-hop a su medida.

Por Santiago Miranda


Entre las virtudes que puede presumir el hip-hop argentino en su actualidad, el federalismo se alza como una de sus banderas más vigentes. En cada punto cardinal del mapa nacional la palabra rimada encuentra vida: solo en el transcurso de este último año, Salta fue cuna de Valle Chacal Ki de Alkoy, Santa Fe de Stella Novae de Ana Milagros y San Luis de SÍNDROME DE SUEÑO de ELDOSCIENTOSETE, por nombrar algunas de las piezas de valor que están marcando el pulso pluralista de la escena local.


En el sur, la Patagonia guarda a más de una figura que, incluso desde hace largo rato, viene pregonando el rap a escalas cada vez mayores. Tal es el caso de Fazzini. Desde San Martín de los Andes, Fabrizio Agustín Fazzini transformó sus inicios precoces como MC en una prolífica carrera de más de diez años, a base de un ritmo incesante que incluye el diseño de una discografía de singles, EPs y álbumes que todavía se sigue expandiendo 


Parte de una generación que propulsó el hip-hop de Neuquén en eras todavía primitivas de la viralidad, Fazzini y Terrorista Style (grupo al cual pertenece junto a Franky Style, Em3ge y Flaco del Sur), inundaron el Youtube de mediados de la década pasada con tracks grabados con un sello crudo, austero e independiente. Cuando el rap todavía no cosechaba millones de visitas en nuestro país, lograron hacerse un lugar prominente en ese ecosistema a la par de coetáneos como Bardero$, afiliando a una buena cantidad de seguidores a sus filas.

fazzini
En esos contornos, Fazzini moldeó su estilo. Gélido, áspero y directo, el de Sanma refleja en su voz grave y rasposa la sequedad del viento de la cordillera. Lo hace sobre pistas que, lejos de ser progresivas, encuentran cierta cuota de originalidad en ser campos no tan explorados por sus contemporáneos, pasando del G-Funk al lo-fi. Puede jactarse, además, de haber inaugurado una de las pocas series de rap stoner en nuestro suelo, Puff Puff Pass, junto a Franky Style, cuyos volúmenes ya se han convertido en un clásico de su repertorio. Sin ir a la pesca de las tendencias reinantes del nicho (sean el drumless o el detroit, por ejemplo), Fazzini mantiene su nombre fijo en la nómina. 



Fidelidad podría ser una palabra que bien sintetice su artística. Sus cuatro discos de estudio trazan un recorrido firme en el que renueva su fórmula manteniendo las bases inalterables. Con el segundo de ellos, Good Deals (2019), bautizó también a su sello, un espacio cooptado por otros nombres como Pordioseros, Fatto y Straps, desde el que canaliza su predisposición a asociarse y solidifica su raíz en la búsqueda por consolidar un legado. 


Más que la avanzada, lo suyo es la permanencia, algo que le ha valido el aval de referentes como Frane o T&K, y de una base de oyentes leales que se ha ganado a pura honra. En sus palabras: “Soy el que sabe cómo fue y cómo va a ser mañana / Quiero contarles que si ya se fue no tengo drama / Estoy donde quiero y tengo el circo armado funcionando / Sigo en el sitio que comando armando mi jugada”.



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